conciencia

La experiencia práctica a medida que transcurren los años va evidenciando las necesidades de superación que como humanos nos corresponde asumir para darle un verdadero sentido a nuestra existencia y su propósito.

Los requerimientos para un Desarrollo real de Conciencia durante procesos inmersivos, facilitados o catalizados, tarde o temprano impelen el abordaje de una amplia variedad de capacidades, habilidades, destrezas y talentos que obligadamente sustentan el Potencial Humano en la medida que este se despliega evolutivamente.

Las trazas de conciencia desplegadas en las erróneamente denominadas “habilidades blandas” sustentan tanto rasgos de personalidad y valores adquiridos, como las capacidades de reaprendizaje, puesta a punto, práctica y entrenamiento de hábitos, actitudes, comportamientos y conductas que previamente han sido adquiridas en entornos y contextos familiares y sociales.

Quien es sensato e íntegro reconoce que las facultades y destrezas supuestamente «blandas» no son fáciles de abordar y menos de implementar rápidamente, conllevan esfuerzo personal sincero durante un prudencial tiempo de eficiente gestión holística e integral.

A diferencia de las habilidades también inadecuadamente denominadas «duras» como se designa a las destrezas técnicas y de orden racional, intelectual o lógico, las habilidades «blandas» son de esencia primaria no consciente, desplegándose la mayor parte del tiempo en las interacciones tanto con sigo mismo (intrapersonales) como en las relaciones con los demás (interpersonales), lo mismo que en los estados de conciencia conductual y actitudinal precisados por ejemplo durante el accionar con iniciativa, liderazgo, creatividad e incluso cuando se encaran procesos disruptivos.